jueves, 23 de febrero de 2012

Pioneros de la Independencia Venezolana

Conspiración de Francisco Javier Pirela:




Francisco Javier Pirela, nació en Maracaibo en 1770, fue Subteniente de la milicia de pardos

 La conspiración de Gual y España había encendido los ánimos y creado un ambiente propicio al desarrollo de las ideas «subversivas» en Venezuela y el área del Caribe; revolucionarios sinceros, aventureros y aun piratas veían con agrado el progreso de las ideas de libertad e igualdad y trataron de aprovecharlo, cada uno a su manera.
El mulato Francisco Javier Pirela, sastre de profesión y subteniente de una compañía de milicias pardas, y el negro Joseph Francisco Suárez, empleado del vicario eclesiástico, se pusieron de acuerdo para organizar una sublevación en Maracaibo. Tenían el apoyo y complicidad de los hermanos Juan Gaspar y Agustín Bocé, corsarios provenientes de Puerto Príncipe (Haití) que llegaron a Maracaibo con sus goletas El Bruto y La Patrulla, el 6 de mayo de 1799. Pirela proporcionaría 200 hombres del cuerpo de milicias, quienes con la ayuda de las tripulaciones de los corsarios, debían “…embestir la ciudad, saquearla, matar a los blancos y ricos, echar por tierra el gobierno español y establecer la República…”, según lo indica el informe del Consejo de Indias al Rey.
La conspiración debía estallar en la noche del 19 de mayo; el santo y seña era la palabra «Antillen». En la mañana del mismo día, la conspiración fue denunciada al gobernador Juan Ignacio Armada, marqués de Santa Cruz, por un cabo acantonado en la ciudad. El mismo Pirela, 4 horas antes de estallar la conspiración, confesó todo el plan al gobernador. Hubo 68 reos en prisiones separadas. Pirela fue condenado a 10 años de cárcel y enviado al castillo El Morro de La Habana por el crimen de “rebelión y lesa majestad”.
Gracias a su confesión, que puso al Gobernador en cuenta de todo, en lugar de condenársele a muerte, como se quiso al principio, le sentenciaron a diez años de cárcel en el Castillo de La Habana. A los demás comprometidos se les envió a diversos destinos. La sentencia de Madrid mandaba dar «las gracias a todo el pueblo noble de Maracaibo». ¡Cinismo! El historiador Ciro Nava afirma que Pirela fue condenado a muerte el 30 de junio de 1800.

Insurrección de Juan Francisco León:

Juan Francisco de León nació en la isla de El Hierro, la más suroccidental de las Islas Canarias, en el seno de una familia numerosa. Emigró a Venezuela en la primera mitad del siglo XVIII fijando su residencia en Caracas, en la zona de la plaza La Candelaria, donde vivió con su esposa Lucía García y tuvo una descendencia de 14 hijos, dedicándose a la agricultura del cacao. Fundó la población de Panaquireel 4 de marzo de 1734, en la región de Barlovento, en la provincia de Caracas. En 1744, el gobernador lo nombra comisario de la jurisdicción real del valle de Panaquire con facultad de hacer sumarias, prender personas y conocer de las causas civiles y criminales contra cualquier individuo. Este nombramiento lo lleva a residenciarse en forma permanente en el valle y le permite el descubrimiento de nuevas tierras hacia la zona de El Guapo.

La posición monopólica de la Compañía Guipuzcoana y los bajos precios que ésta impuso al cacao cultivado por los agricultores de Panaquire hizo florecer el contrabando, avalado por de León, como método para mejorar los ingresos y la calidad de vida de sus habitantes. Enterado de esta situación, el nuevo gobernador de la provincia, Luis Francisco de Castellanos (1747-1749), por sugerencia del factor de la Compañía Guipuzcoana Juan Manuel Goyzueta, designa el 7 de marzo de 1749 a Don Martín de Echeverría con el título de cabo de guerra y teniente de justicia de Panaquire. Buscando la aniquilación del contrabando de cacao, dicha designación desplaza a de León de su cargo, pero profundizando una desigualdad social existente en las colonias españolas de la época: canarios, pardos y mulatos eran relegados al último estrato social, en beneficio de vascos y castellanos.

El pueblo amotinado marchó sobre Caracas, con el propio Juan Francisco León a la cabeza, originándose un verdadero movimiento de masas de interesante repercusión. Con gente de Caucagua, Guatire, Guarenas, El Guapo y otras comarcas se juntaron unos 800 hombres entre esclavos, indios y canarios.
Llegaron el 19 de abril de 1749 a Chacao, pregonando que «el intento directo es solamente la destrucción total de la Compañía Guipuzcoana .. » Como las autoridades no actúan, siguen hasta Caracas al son de tambores de guerra y con banderas encarnadas. Rodean la casa del Gobernador con gente armada, y al resto lo mandó a apostarse en la Plaza de la Candelaria, siempre canaria, y donde León tenía su casa; pero faltóle a Juan Francisco la garra del león; le faltó el coraje del caudillo. Su fe en la Ley y en la Justicia lo perdió. En lugar de exigir, llegó inclinando la cabeza respetuosamente ante las autoridades y protestando la fidelidad al Rey. El Gobernador Castellanos, para distraerlo más, huyó disfrazado de monje en la madrugada del 4 de mayo, hacia La Guaira, y allí instaló su Gobierno.
Después de varios meses, como no se le cumplen las promesas, Juan Francisco arremete nuevamente contra la capital (1º de agosto), pero esta vez con más de ocho mil hombres. De allí se dirige León hasta La Guaira en busca del Gobernador, y éste, ante la imponente demostración de poder popular, fingió hacer salir de Macuto y Puerto Cabello a los funcionarios de la Compañía.
En noviembre de ese mismo año de 1749 llega el nuevo Gobernador, Julián de Arriaga, quien hace las paces con León y ordena un indulto general. León esboza su programa de política económica, que puede resumirse en estos puntos:
Fluctuación de precios de acuerdo con la oferta y la demanda. * Libertad para transportar el cacao hasta cualquiera de los puertos. * Eliminación del intermediario. * Libertad de comercio. * Que no se restrinja más el tabaco. * Indemnización de daños causados por la Compañía.
Removido Arriaga, llega Felipe Ricardos aplicando medidas crueles y brutales, desconociendo hasta el indulto concedido por su antecesor. Irritado en extremo, León decidió irse a las armas y hacerle frente al Gobernador. No pudiendo combatir contra un ejército veterano, dispersó su gente y se dedicó a huir por los montes, ríos y sabanas, durante seis meses, hasta que cansado y hostigado por el gobierno, tuvo que rendirse. El 9 de febrero de 1752 prestó declaración y fue remitido preso a España, junto con su hijo Nicolás. El precio de la libertad sería la participación obligada en las campañas militares de España en sus colonias africanas.
La casa de Juan Francisco León fue destruida y sembrada de sal. La pena que le fue impuesta no la cumplió, porque murió en Cádiz el 2 de agosto de 1752. Pero muy poco tiempo después fueron encontradas válidas sus pretensiones, y la Compañía Guipuzcoana fue eliminada.